Correspondencia certificada
Podríamos situar el origen del correo certificado a principios del siglo XVIII cuando la Corona hace suya la gestión del correo y crea las marcas postales. El 1 de enero de 1717 se promulgan disposiciones reguladores y se marcan tarifas. Con anterioridad a esa fecha se conocen algunos ejemplares sobre los que existe controversia en cuanto a su carácter de envíos certificados.
Es a partir de la segunda mitad del XVIII cuando esta modalidad postal cobra impulso y se regulan las inscripciones informativas. Así, el 29 de abril de 1861 aparece una Orden de Correos que obliga a que "para que los certificados sean conocidos a primera vista y no se confundan con la correspondencia ordinaria, se señalará con cuatro rayas en cada uno de sus ángulos en esta forma según viene practicándose desde fecha inmemorial".
Además se obliga a que se devuelva a la población de origen una certificación que garantice la entrega. Véase un ejemplo bajo estas líneas.
La existencia de ejemplares de correo certificado anteriores al siglo XX es mínima. En general fueron despreciados por tratarse, con frecuencia, de frontales recortados con la inscripción de Certificación y la firma del destinatario que eran devueltos a la administración originaria para atender una posible reclamación. Lamentablemente, las ordenanzas para el correo mayor de 19 de noviembre de 1743 y las de 7 de octubre de 1756 ordenaban la quema al año de no haber sido retiradas las certificaciones.
La Real Orden de 29 de septiembre de 1852, ya en la era filatélica, reitera esa obligación lo que hace extraordinariamente difícil encontrar ejemplares hasta 1889 en que esa práctica queda abolida.
A partir de esa fecha, los sobres conservados enseñan un matasellos rectangular, de esquinas romas, dividido en tres franjas horizontales. La superior contiene la palabra CERTIFICADO, la central incorpora la fecha de cancelación y la inferior la localidad de origen. La tinta empleada es, generalmente, de color negro, aunque también existen en azul.
Además se indica un número de orden que, casi siempre, va precedido de la letra R, del francés Recomandé (el francés es el idioma oficial de la Unión Postal Universal). En otras ocasiones se incorporan marcas identificativas, cajetines o etiquetas adhesivas con indicación de la estafeta de origen.
BIBLIOGRAFÍA:
• José María Sempere. Buceando IX
• El correo certificado franqueado con sellos. Antonio Perpiña Sebriá. FESOFI, 1989.