La Exposición Universal de 1888 fue, sin duda, la primera experiencia existosa para la ciudad de Barcelona y su tejido empresarial, en la celebración de eventos comerciales.

En los años posteriores se organizaron diferentes eventos de carácter internacional como la Exposición de Productos de Importación y Exportación, el Salón del Automóvil, la Exposición-Muestra de Juguetes y Artículos de Bazar o la Exposición de Industrias Eléctricas y sus anexos.
Pero habría que esperar a 1920 para la primera Feria de Muestras, propiamente dicha. Se celebró del 24 al 31 de octubre de 1920, en el Palau de les Belles Arts del parque de la Ciutadella, y fue organizada por la Asociación de Fabricantes de Juguetes, Foment del Treball y el Ayuntamiento para promocionar el consumo de productos nacionales, frente al auge de las importaciones tras la Primera Guerra Mundial.

Se llevó a cabo cada año hasta 1925, cuando los resultados deficitarios, el arancel proteccionista de 1922 y la proyectada Exposición Internacional de 1929 hicieron inviable su continuidad.
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Etiquetas comerciales de 1921 y 1922 para localización de los expositores
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En 1929, la celebración de ferias se trasladó a las nuevas instalaciones creadas en Montjuïc, espacio donde se desarrolló la Exposición Internacional.

Con el fin de favorecer sus trabajos de preparación, se creó una Estafeta postal por Orden de 5 de julio de 1926, "en el local destinado a las Oficinas del Comité Ejecutivo de la Exposición Internacional mencionada. Esta Estafeta comenzará a regir tan pronto como requieran su servicio los trabajos preparatorios del citado Comité Ejecutivo y durante el tiempo que fuere preciso".
El Ayuntamiento de Barcelona emitió tres sellos de rercargo obligatorio, con valor de 5 céntimos, para conmemorar la Exposición.

Por Orden de 10 de febrero de 1930 se suprime la Estafeta, "situada en al Palacio de la Prensa de la Exposición Universal", al trasformarse la Feria en un Certamen Nacional, "quedando solamente en dicho Palacio un buzón para depositar la correspondencia".
Nuevamente, el Ayuntamiento de Barcelona realizó una emisión de tres valores.

La Feria de Barcelona se crea, oficialmente, en 1932 y es declarada de utilidad pública por la Generalitat de Catalunya.
Por Orden de 10 de mayo de 1933 se crea una Estafeta, que funcionará durante la celebración del certamen. Esa autorización se ratificará en los años sucesivos.

Rodillo de 16 de abril de 1935 para la VIII Feria de Muestras
En mayo de 1936, el Ayuntamiento de Barcelona emite una serie de cinco sellos de recargo obligatorio, con valor de 5 céntimos cada uno, dedicados a la Feria de Muestras.
La sublevación militar y la posterior Guerra Civil obligan a un paréntesis que comienza a cerrarse con la Orden de 29 de noviembre de 1940, del Ministerio de Industria y Comercio, que "ratifica el reconocimiento de institución oficial conferido a las Ferias internacionales de Valencia y Barcelona, denominadas, respectivamente, Feria Muestrario Internacional de Valencia y Feria de Barcelona".
En 1942, del 8 al 30 de septiembre, reinicia su actividad, bajo la denominación de Feria Oficial e Internacional de Muestras.
El Decreto de 26 de mayo de 1943, en su artículo veinticuatro, declara que "Las Ferias Internacionales de Valencia y Barcelona, la Nacional de Zaragoza y la Regional de Bilbao, quedan reconocidas como Instituciones Oficiales dependientes del Ministerio de Industria y Comercio con el carácter de Asociaciones de Utilidad Pública".
A partir de 1945 se recupera la instalación de una Estafeta para atender a los participantes y se la dota de fechadores para correo ordinario y certificado, que se emplearán hasta 1954.

Entre 1955 y 1964 se emplea un nuevo fechador para el correo ordinario, de los llamados "de puente", mientras que el correo certificado se cancela ahora con el típico rectangular de esquinas romas.

Aunque solo conocemos su empleo en 1963, es probable que en algunas otras Ferias la Estafeta dispusiera del fechador ovalado de Giro Postal.

A partir de 1959, aún manteniéndose la celebración de la Feria, se inicia una política de creación de "Salones" específicos dedicados a diferentes ramas industriales y comerciales que evidencia que la sociedad española empieza a dejar atrás la época oscura de la posguerra.
En los años siguientes se cancela la correspondencia con fechadores conmemorativos, con motivos alusivos a la ciudad de Barcelona.

Correos, por Orden Ministerial de 22 de diciembre de 1969, reconoce la importancia de la Feria y, para conmemorar su Cincuentenario, le dedica un sello con valor de 15 pesetas, con una tirada de diez millones. El 27 de mayo de 1970 fue su primer día de circulación.

El 31 de mayo de 1988, con motivo del Centenario de la Exposición Universal de 1888, Correos emitió un sello con valor de 50 céntimos que conmemora, también, "cien años de Ferias". También se emplearon un matasellos de primer día y otro conmemorativo durante los días de la celebración.


En 1991, la Feria finaliza su actividad generalista, como puede leerse en Fira Barcelona, "superada por los salones especializados con mayor dimensión profesional", muchos de los cuales mantienen, a día de hoy, su plena vigencia.
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