Los Batallones de Trabajadores se crearon para agrupar prisioneros de guerra a los que, por falta de información, no se podía clasificar como afectos al régimen, que eran enviados al frente, o desafectos, cuyo destino eran los campos de concentración, las prisiones o, directamente, la muerte.
En abril de 1937 se crean los primeros en Pinto, Yeles y Villaluenga, integrados en el cuerpo de
ejército de Madrid. En mayo se otorga "legalidad" al derecho al trabajo de los prisioneros y presos políticos y se fija
su remuneración. (BOE 224, de 28 de mayo de 1937)
Los destinos más frecuentes eran la construcción de infraestructuras en la línea de combate. Aquellos que demostraban mayor cualificación eran englobados en batallones especializados para las industrias militarizadas o utilizados como mano de obra barata en empresas privadas.
Los que se demostraban no aptos eran utilizados en servicios
auxiliares o destinados a los hospitales de los campos de concentración.
Para ampliar conocimientos, véase el trabajo de
Javier RODRIGO, Internamiento y trabajo forzoso: los campos de concentración de Franco en la separata del número 6, de 2006, de la revista Hispania Nova. |