1925. Meeting aéreo en Ginebra

El aeropuerto de Cointrin, en la ciudad suiza de Ginebra, fue escenario los días 31 de mayo y 1 de junio de 1925 de una reunión internacional de aviación y, en ese marco, se programaron dos vuelos especiales Ginebra-Basilea y Ginebra-París. Ambos vuelos transportaron correspondencia y, para acompañar el franqueo, se emitieron cuatro viñetas.

El diseño de las cuatro muestra un marco, azul, coronado por el escudo de Ginebra con tres de las leyendas idénticas. El valor, la moneda y el dibujo de los aviones en vuelo se imprimieron en rojo, en las viñetas de 30 céntimos, y en verde en las de 50.

Dos de ellas, las destinadas al vuelo interno, indican SUISSE-EUROPE CENTRALE en la cartela inferior. Las que se emplearon en cartas dirigidas a París señalan, por su parte, SUISSE-FRANCE .

     

Además, en el caso de las segundas se empleó papel blanco, mientras que en las destinadas al vuelo interno se utilizó amarillento para la viñeta de 30 céntimos y verdoso para la de 50. La mayor parte de las hojas se dentaron a 11, aunque algunas quedaron sin perforar por lo que las cuatro viñetas pueden encontrarse sin dentar.

Se imprimieron 5.000 ejemplares de cada tipo, en hojas de 20, distribuidos en dos filas tête-bêche y una greca azulada alrededor.

El bloque empleado en la confección de las hojas está compuesto por cuatro tipos diferentes que, en las viñetas del vuelo interior, se reparten así:

Las muestras incompletas que hemos podido estudiar de la viñeta para Francia revelan también un bloque de cuatro tipos aunque con una distribución diferente.


Detalle del ángulo de la greca

Las cartas transportadas fueron mataselladas, en color violeta, con una marca rectangular de leyenda especialmente creada para el acontecimiento. Las viñetas, en cambio, se cancelaron, en rojo, con un diseño mudo.

El sobre que se muestra bajo estas líneas contiene, además de las marcas descritas y otros elementos visibles, un fechador bien curioso. Por error, marca 31.VI.25, algo imposible no sólo porque no coincide con las fechas de celebración del evento, sino porque el mes de junio tiene ¡treinta! días.

Las marcas del reverso, por suerte, sitúan el tiempo correcto en su llegada a Basilea.